lunes, 17 de diciembre de 2007

Día 14 y 15: San Jose-Madrid-Alicante

Amanece el último día en el paraíso, y con el mal rollo de pensar en el viaje de vuelta a España, pero en fin, todo lo bueno acaba.
Desayunamos y después nos fuimos a dar una vuelta por el pueblo, ya que el avión salia a las 18.00 horas, así que había tiempo.
Fuimos a comprar unas camisetas y unos recuerdos de última hora, viendo la vida diaria de la gente de allí, con puestos de frutas ambulantes, gentes el las plazas tomando el sol, etc.
Decidimos comer en al Mc´Donalds y entrar a un supermercado para ver los precios del ron y de los productos típicos de allí, para ver si merece la pena comprarlos allí o en el aeropuerto.
Compramos algo de mermelada y lo demás decidimos comprarlo en el aeropuerto, por lo que nos fuimos al hotel a preparar las maletas y a llamar a un taxi que nos llevara al aeropuerto.

Una vez facturadas las maletas estuvimos de compras por las tiendas de aeropuerto y compramos ron Flor de Caña, nicaragüense, a muy buen precio, café y algunas cosas mas de recuerdo, llegando la hora de embarcar.

El avión hacia escala en Panamá City, donde permanecería una hora y media, tiempo que hay que estar en la terminal, por lo que aprovechamos y compramos ron de Costa Rica (Centenario) a 7$!!! la botella, baratísimo, que pena no haber comprado más.

Volvimos a despegar rumbo a Madrid, donde ya nos sirvieron la cena, vimos una película y nos tomamos la "pastillita" que llevamos para estos viajes y a dormir como lirones.

La verdad es que el viaje fue muy tranquilo y no nos enteramos de nada hasta que nos despertaron para darnos el desayuno a unas dos horas de Madrid.

Llegamos sobre las 12.00 horas y teníamos el otro vuelo a las 16.00 hasta Alicante, pero además habíamos facturado hasta el destino, por lo que íbamos despreocupados de maletas. Llegamos a las 17.00 horas a Alicante donde a me perdieron la maleta, menos mal que al día siguiente me la llevaron a casa y aquí termino nuestro viaje.

FIN

Día 13: Bocas del Toro-San Jose-Alajuela

Amanece un nuevo día en el paraíso, y esta vez nos toca ir pensando en que ya queda poco para volver a la cruda realidad de la ciudad.
Salimos muy temprano del hotel para coger la primera lancha en dirección a Changuinola para tomar el autobús que sale de allí en dirección San José de Costa Rica.

Llegamos bastante temprano a Changuinola y en el embarcadero, el señor de la buseta que nos iba a llevar al centro del pueblo nos propuso llevar las maletas al autobús antes de nada, para que no tuviéramos que ir cargados con ellas todo el tiempo, por lo que así hicimos, nos llevo hasta las cocheras y allí el conductor, muy amable, nos las guardó en el maletero del bus.
Nos dimos una vuelta por la ciudad y aprovechamos para hacer unas compras de última hora hasta que llegó al hora y nos subimos al autobús.

Llegamos otra vez a la frontera con Costa Rica y nos hicieron bajarnos para hacer todos los trámites con los pasaportes, tanto en un lado de la frontera como en el otro, y por cierto, para volver a ingresar en Costa Rica, hay que tener un billete de avión de salida del país, o de lo contrario hay que comprar una reserva en una farmacia que hay allí cerca para que te dejen entrar en el país, esta todo estudiado.
Una vez hecho todo esto pusimos rumbo a San José, parándonos la Policía en un control entre Puerto Viejo y Limón, donde nos hicieron bajarnos y que cogiéramos cada uno la maleta, para ellos poder abrirla y registrarla. Todo eso es debido a que pasan cocaína a través de la frontera con Panamá. No nos abrieron la maleta a nadie, por lo que nos fuimos sin problemas, haciendo otra parada para comer en Limón.
Al cabo de unas siete horas de viaje, llegamos a la estación de autobuses de San José, cogiendo otro autobús para ir hasta Alajuela, que era donde nos alojaríamos esa noche.
Una vez en Alajuela nos fuimos a buscar alojamiento y lo hicimos en el Mango Verde, muy malo por eso ni siquiera pongo el enlace.

Nos fuimos a dar una vuelta por la ciudad y a cenar un poco y con las mismas a la cama que el día a sido duro.

Día 12: Bocas del Toro

Amanece un nuevo día en el paraíso, esta vez ya en Bocas del Toro(Panamá), y hemos pensado en hacer una excursión de todo el día en barco y visitar los Cayos Zapatillas.
El día esta nublado, y estamos hablando de buscar a un barquero del puerto que nos lleve hasta allí, pero les preguntamos a los del hotel y nos dicen que ellos nos pueden hacer la excursión en su barco propio para nosotros cinco solos, y que nos llevarían todo el día, con equipo de snorkel e incluso refrigerios.
El precio es de 168$ por el barco, patrón, equipamiento y bebidas para todo el día, no esta mal, porque entre cinco sale barato, así que decidimos no calentarnos la cabeza y hacerla con ellos, y la verdad mereció la pena.
Salimos del hotel en dirección a los Cayos Zapatillas, y empieza a llover, pero bueno, no es una lluvia molesta, se puede aguantar.Los Cayos Zapatillas son dos islas desiertas que están a una hora de camino en barco de Bocas, con forma de dos zapatos, de ahí su nombre y fue donde se rodó la primera edición de supervivientes.
En una de las islas hay una estación biológica con un guarda, que te cobra (si te ve) una entrada por visitar las islas de 10$ por persona, a nosotros no nos vio. Toda la isla esta llena de nidos de tortugas marinas señalizados correspondientemente por los guardas de parque.
Nos dimos un baño de lo mas bueno en la isla, solos, con un agua azul turquesa, una pasada.
Después de rodear la isla paseando, nos fuimos a un bajo en el que hacer snorkel, y allí estuvimos mas de una hora buceando entre corales y peces de colores.
Sobre mediodía el capitán puso rumbo al restaurante donde íbamos a comer y a reposar un poquito la comida.
Luego nos dirigimos a la Red Frog Beach, donde nos pegaríamos otro bañito refrescante. Para llegar a esta playa, primero el capitán atracó en un embarcadero de madera, y luego hay que seguir una senda entre la selva de unos diez minutos caminando y se llega a la playa, que por cierto tenía unas olas impresionantes, después de un rato luchando con ellas tuvimos que salirnos del agua porque ya empezaba a dar miedo.
Una vez de regreso al barco pusimos rumbo a Punta Hospital, que se llama así porque antaño había un hospital de la compañía americana United Fruit, y allí volvimos a hacer snorkel, terminando nuestra excursión volviendo al hotel.
Fuimos al aeropuerto a resolver el tema del avión de regreso a San José, pero seguían sin asegurarnos que el vuelo saliera, por lo que decidimos irnos a la mañana siguiente, ya que no podíamos arriesgar a quedarnos en tierra.
Por la noche nos fuimos a cenar al restaurante Buenavista, donde cenamos la mar de bien, regresando al hotel a dormir que al día siguiente teníamos que madrugar para volver a San José.

Día 11: Puerto Viejo-Bocas del Toro

Amanece un nuevo día en el paraíso, y hoy más temprano aún si cabe porque tenemos que coger el bus que nos llevará hasta la frontera con Panamá.
Nos levantamos a las 05.00 de la mañana y cogimos nuestras cosas, dirigiéndonos a la parada del bus que estaba en la plaza del centro del pueblo, ya que este sale de allí sobre las 06.00 de la mañana.

Mientras esperamos el bus, abrieron un supermercado frente a la parada, compramos algo para desayunar, unos batidos y unos bizcochos, menos mal, porque el trayecto es de unas 4 horas.
Llega el bus, mas o menos puntual y comenzamos el viaje.
El bus para en cualquier sitio donde alguien le haga una señal, sin necesidad de paradas y funcionan como antaño en España, les dan paquetes al conductor para que los entregue en otros sitios del recorrido.

Una vez llegados a Sixaola nos dirigimos al puesto fronterizo de Costa Rica para que nos pongan el correspondiente sello de salida del país, atravesando acto seguido el puente sobre un rio que hace frontera con Panamá, pero al loro porque el puente esta hecho polvo y es utilizado tanto por peatones como por vehículos de ruedas (camiones, coches, autobuses) como por los trenes, y encima el piso es a veces de tablas de madera.

Una vez pasado el puente hay que pasar a una caseta de Policía donde te ponen el sello de entrada en Panamá, estando esperando en la puerta los taxistas piratas que te llevan al embarcadero de Changuinola para tomar la lancha que nos llevará hasta Bocas del Toro.
A nosotros nos llevo un tío en un pick-up e íbamos siete pesonas más el conductor y las maletas, todo por 15$.
Llegamos al embarcadero justo a tiempo de que saliera la lancha que salió sobre las 12.00 hora panameña, tomando rumbo a Bocas por canales fluviales hasta la isla de Colón, donde esta la ciudad de Bocas.

Nos alojamos en la isla de Colon, que es la que tiene más bares, restaurantes, hoteles, en fin, más movimiento, porque si te alojas en Bastimentos o en Carenero, no hay casi nada y para ir, por ejemplo a tomar una copa a un bar, tienes que coger un taxi-bote y cruzar hasta la ciudad de Bocas.

Nos alojamos en el Bocas Inn de Ancon Expedition of Panama por 62$ mas impuestos con desayuno, algo caro, pero el hotel lo merecía, es una pasada.

Nos fuimos a comer al restaurante The Pirate, y después nos tomamos una piñas coladas, moviendose entonces una tormenta de viento y agua que duró una hora más o menos.
Nos fuimos al aeropuerto para informarnos de los vuelos con destino San José de Costa Rica, dandonos la desagradable noticia de que aunque son diarios, no son seguros, es decir, si hay pocos pasajeros se anula el vuelo.
Aunque teníamos pensado quedarnos en Bocas del Toro tres noches, teníamos que tomar una decisión, no podíamos arriesgarnos a que a última hora nos suspendieran el vuelo, así que lo meditamos y lo dejamos para el día siguiente.
Por la noche nos fuimos a cenar langosta para celebrar cumpleaños y santos y después a tomar unos cubalibres en "El Barco Hundido", una disco que esta sobre los restos de un barco, en el que se pueden ver a los peces de colores como nadan entre su esqueleto, muy curioso, y a la cama.

Día 10: Puerto Viejo


Amanece un nuevo día en el paraíso y hoy decidimos, después de desayunar, alquilar unas bicicletas para ir desde Puerto Viejo hasta el Refugio de Vida Silvestre Gandoca-Manzanillo.
Se las alquilamos a un señor que tiene un puesto de alquiler de bicis en la misma carretera de Manzanillo, así que cogimos nuestras toallas y nuestras botellas de agua y a pedalear.
La carretera no esta tan mala como las del resto del país, pero hay ciertos tramos en los que hay unos agujeros considerables por lo que es un poco incomodo, pero divertido.

Según íbamos pedaleando, cuando nos apretaba el calor, nos desviábamos a una playa y nos zambullíamos en ella. Cuando se nos pasaba el sofoco, otra vez en marcha y así sucesivamente hasta llegar a la entrada del parque.

Nos recorrimos Punta Uva, Playa Cocles, Playa Chiquita, etc, a cual más bonitas hasta que llegamos al pueblo de manzanillo, y allí divisamos un restaurante, el Maxi´s, donde nos tomamos unas imperiales muy, pero que muy fresquitas.
Una vez refrescados continuamos hacia la entrada del parque, pero como la noche anterior había llovido bastante, no pudimos entrar con las bicis por la cantidad de barro y de fango que había en el camino, por lo que decidimos bañarnos en una playa que hay en la entrada, que tampoco estaba nada mal, todo hay que decirlo.

Una vez que terminamos del baño, nos fuimos a comer al Max´s, que por cierto es un forofo culé donde los haya, y comimos el famoso Pargo Rojo, muy típico por ésta zona del caribe, acompañado por patacones(plátano frito), arroz con frijoles (el arroz hervido con agua de coco), ensalada, maíz, buenísimo, y por supuesto unas imperiales bien frías (o dos).

Después de tan suculento almuerzo nos dirigimos ya sin ganas de nuevo hasta Puerto Viejo para pegarnos una ducha y salir a dar una vuelta por la noche, que era nuestra última allí y de enterarnos del horario de los autobuses que van hasta Sixaola, para cruzar la frontera con Panamá.

domingo, 16 de diciembre de 2007

Día 9: Tortuguero-Puerto Viejo


Amanece un nuevo día en el paraíso, y Jose y yo decidimos madrugar para ir a dar un paseo por la playa, para observarla al amanecer que es cuando hay más posibilidades de ver tortugas recién nacidas, abandonando su nido camino del agua.

Nos dimos un buen paseo y bebimos agua de coco de los que nosotros mismos arrancábamos de los cocoteros, y vimos en la arena montones de rastros de tortugas que habían anidado la noche de antes, incluso se puede observar como incluso alguna, una vez llegada a la arena se da media vuelta y se dirige de nuevo al mar.

Después del paseo nos pusimos a desayunar y a preparar el equipaje que iban a recogernos sobre las 10.00 de la mañana en una especie de barco-bus, que nos llevaría hasta Limón.














El trayecto es de unas 4 horas aproximadamente, pero se hace muy ameno porque vas navegando por canales y rios paralelo a la costa del mar caribe rodeados de selva, en fin, una pasada, y encima hace una parada en un hotel con chiringuito donde poder tomarte una imperial bien fresquita, de alucine.

Llegamos hasta poco antes de Puerto Limón, que es donde terminan los canales navegables y como nosotros habíamos contratado el viaje hasta Puerto Viejo, nos estaba esperando una buseta(furgoneta de hasta 9 plazas) que nos trasladó hasta Puerto Viejo.

Una vez allí nos alojamos en Cabinas Tropical, un sitio de los mas bonito y limpio que por unos 30$ la noche sin desayuno.
Nos instalamos en las habitaciones y nos dimos una vuelta por el pueblo. Los habitantes de Puerto Viejo son de origen jamaicano, o sea, negros con rastas, marihuana, en fin, rollo Bob Marley, un ambiente muy sano, cada uno a lo suyo.

Aquello se ha transformado últimamente debido al turismo, por lo que esta todo lleno de tiendas y de puestos de artesanía callejeros donde poder comprar pulseras, collares y todo tipo de ornamentos hechos con materiales naturales, como semillas, madera, etc.

Por la noche hay bastantes sitios para cenar y tomar un cuba libre, como el famoso STANFORD, famoso por salir en la novela de "Pura Vida", que uno no se debe de perder antes de visitar estos lugares.

Después de una buena cena y unos cubalibres de rigor nos vamos a la cama que al día siguiente toca excursión.

Día 8: Tortuguero

Amanece un nuevo día en el paraíso, y bastante temprano, por cierto, sobre las seis de la mañana, pero es que hoy nos vamos de excursión por el Parque Nacional de Tortuguero con Daryl en su barco, menos mal que para tomar algo al levantarnos, compramos unos trozos de pastel de chocolate en la confitería que hay junto a las cabinas, que por cierto es el mejor que he comido nunca, eso era chocolate, chocolate.

Fuimos nosotros cinco y una pareja de Barcelona que estaba alojada en otras cabinas del pueblo.
Una vez sacadas las correspondientes entradas al Parque, empezamos el recorrido por los canales del río Tortuguero, haciendo uso Daryl de su motor auxiliar eléctrico, con lo que el ruido se reduce considerablemente, haciendo que los animales no estén tan incómodos por nuestra presencia.
Vimos de todo, empezando por Garzas reales, pasando por monos araña, aulladores, nutrias, caimanes, lapas verdes, etc, etc, todo un espectáculo.

Después de la gratificante experiencia de la excursión, Daryl nos dejó en el embarcadero de su casa para que tomáramos el desayuno que nos habían preparado.
Una vez que lo hicimos, nos dimos un paseo por el pueblo y por la playa donde la noche anterior habían desovado las tortugas, viendo los rastros que éstas dejan en la arena cuando regresan al mar.

La playa es muy, pero que muy grande y esta repleta de nidos de tortugas y de restos de huevos eclosionados, por lo que hay bastantes moscas. Apetece darse un baño, pero es desaconsejable porque esta infestada de tiburones que se alimentan de las tortugas, y la verdad, solo de pensarlo se te pasan las ganas de meterte en el agua.

Después del paseo por la playa, nos vamos a comer los famosos camarones de Miss Miryam, que está junto al campo de fútbol del pueblo.

Nos atendió un camarero de lo mas simpático, Roberto, y pedimos los camarones, que vienen acompañados por arroz con coco, arroz con verduras, patacones, ensalada y unas Imperiales bien fresquitas para el calor sofocante.
Los camarones son algo así como los cangrejos de río, preparados al estilo criollo, muy ricos de verdad.

Después de la comilona nos dimos otro paseo por el pueblo, para rebajar la comida y estuvimos comprando algunos recuerdos del Parque.
Nos fuimos a cenar, y para variar al Buda Café, y nos es por ser repetitivos, pero es que es una pasada el sitio, y encima estábamos solos. Después de la cena nos fuimos a tomar unos cubatas a "la Culebra", que es algo así como la discoteca del pueblo, y resulta que esa noche era la elección de la reina de las fiestas.

Después de unas risas, bastantes, y de unos cubatas nos fuimos a la cama, todavía riéndonos, jaja, de las parejas de baile de alguien.......