lunes, 17 de diciembre de 2007

Día 14 y 15: San Jose-Madrid-Alicante

Amanece el último día en el paraíso, y con el mal rollo de pensar en el viaje de vuelta a España, pero en fin, todo lo bueno acaba.
Desayunamos y después nos fuimos a dar una vuelta por el pueblo, ya que el avión salia a las 18.00 horas, así que había tiempo.
Fuimos a comprar unas camisetas y unos recuerdos de última hora, viendo la vida diaria de la gente de allí, con puestos de frutas ambulantes, gentes el las plazas tomando el sol, etc.
Decidimos comer en al Mc´Donalds y entrar a un supermercado para ver los precios del ron y de los productos típicos de allí, para ver si merece la pena comprarlos allí o en el aeropuerto.
Compramos algo de mermelada y lo demás decidimos comprarlo en el aeropuerto, por lo que nos fuimos al hotel a preparar las maletas y a llamar a un taxi que nos llevara al aeropuerto.

Una vez facturadas las maletas estuvimos de compras por las tiendas de aeropuerto y compramos ron Flor de Caña, nicaragüense, a muy buen precio, café y algunas cosas mas de recuerdo, llegando la hora de embarcar.

El avión hacia escala en Panamá City, donde permanecería una hora y media, tiempo que hay que estar en la terminal, por lo que aprovechamos y compramos ron de Costa Rica (Centenario) a 7$!!! la botella, baratísimo, que pena no haber comprado más.

Volvimos a despegar rumbo a Madrid, donde ya nos sirvieron la cena, vimos una película y nos tomamos la "pastillita" que llevamos para estos viajes y a dormir como lirones.

La verdad es que el viaje fue muy tranquilo y no nos enteramos de nada hasta que nos despertaron para darnos el desayuno a unas dos horas de Madrid.

Llegamos sobre las 12.00 horas y teníamos el otro vuelo a las 16.00 hasta Alicante, pero además habíamos facturado hasta el destino, por lo que íbamos despreocupados de maletas. Llegamos a las 17.00 horas a Alicante donde a me perdieron la maleta, menos mal que al día siguiente me la llevaron a casa y aquí termino nuestro viaje.

FIN

Día 13: Bocas del Toro-San Jose-Alajuela

Amanece un nuevo día en el paraíso, y esta vez nos toca ir pensando en que ya queda poco para volver a la cruda realidad de la ciudad.
Salimos muy temprano del hotel para coger la primera lancha en dirección a Changuinola para tomar el autobús que sale de allí en dirección San José de Costa Rica.

Llegamos bastante temprano a Changuinola y en el embarcadero, el señor de la buseta que nos iba a llevar al centro del pueblo nos propuso llevar las maletas al autobús antes de nada, para que no tuviéramos que ir cargados con ellas todo el tiempo, por lo que así hicimos, nos llevo hasta las cocheras y allí el conductor, muy amable, nos las guardó en el maletero del bus.
Nos dimos una vuelta por la ciudad y aprovechamos para hacer unas compras de última hora hasta que llegó al hora y nos subimos al autobús.

Llegamos otra vez a la frontera con Costa Rica y nos hicieron bajarnos para hacer todos los trámites con los pasaportes, tanto en un lado de la frontera como en el otro, y por cierto, para volver a ingresar en Costa Rica, hay que tener un billete de avión de salida del país, o de lo contrario hay que comprar una reserva en una farmacia que hay allí cerca para que te dejen entrar en el país, esta todo estudiado.
Una vez hecho todo esto pusimos rumbo a San José, parándonos la Policía en un control entre Puerto Viejo y Limón, donde nos hicieron bajarnos y que cogiéramos cada uno la maleta, para ellos poder abrirla y registrarla. Todo eso es debido a que pasan cocaína a través de la frontera con Panamá. No nos abrieron la maleta a nadie, por lo que nos fuimos sin problemas, haciendo otra parada para comer en Limón.
Al cabo de unas siete horas de viaje, llegamos a la estación de autobuses de San José, cogiendo otro autobús para ir hasta Alajuela, que era donde nos alojaríamos esa noche.
Una vez en Alajuela nos fuimos a buscar alojamiento y lo hicimos en el Mango Verde, muy malo por eso ni siquiera pongo el enlace.

Nos fuimos a dar una vuelta por la ciudad y a cenar un poco y con las mismas a la cama que el día a sido duro.

Día 12: Bocas del Toro

Amanece un nuevo día en el paraíso, esta vez ya en Bocas del Toro(Panamá), y hemos pensado en hacer una excursión de todo el día en barco y visitar los Cayos Zapatillas.
El día esta nublado, y estamos hablando de buscar a un barquero del puerto que nos lleve hasta allí, pero les preguntamos a los del hotel y nos dicen que ellos nos pueden hacer la excursión en su barco propio para nosotros cinco solos, y que nos llevarían todo el día, con equipo de snorkel e incluso refrigerios.
El precio es de 168$ por el barco, patrón, equipamiento y bebidas para todo el día, no esta mal, porque entre cinco sale barato, así que decidimos no calentarnos la cabeza y hacerla con ellos, y la verdad mereció la pena.
Salimos del hotel en dirección a los Cayos Zapatillas, y empieza a llover, pero bueno, no es una lluvia molesta, se puede aguantar.Los Cayos Zapatillas son dos islas desiertas que están a una hora de camino en barco de Bocas, con forma de dos zapatos, de ahí su nombre y fue donde se rodó la primera edición de supervivientes.
En una de las islas hay una estación biológica con un guarda, que te cobra (si te ve) una entrada por visitar las islas de 10$ por persona, a nosotros no nos vio. Toda la isla esta llena de nidos de tortugas marinas señalizados correspondientemente por los guardas de parque.
Nos dimos un baño de lo mas bueno en la isla, solos, con un agua azul turquesa, una pasada.
Después de rodear la isla paseando, nos fuimos a un bajo en el que hacer snorkel, y allí estuvimos mas de una hora buceando entre corales y peces de colores.
Sobre mediodía el capitán puso rumbo al restaurante donde íbamos a comer y a reposar un poquito la comida.
Luego nos dirigimos a la Red Frog Beach, donde nos pegaríamos otro bañito refrescante. Para llegar a esta playa, primero el capitán atracó en un embarcadero de madera, y luego hay que seguir una senda entre la selva de unos diez minutos caminando y se llega a la playa, que por cierto tenía unas olas impresionantes, después de un rato luchando con ellas tuvimos que salirnos del agua porque ya empezaba a dar miedo.
Una vez de regreso al barco pusimos rumbo a Punta Hospital, que se llama así porque antaño había un hospital de la compañía americana United Fruit, y allí volvimos a hacer snorkel, terminando nuestra excursión volviendo al hotel.
Fuimos al aeropuerto a resolver el tema del avión de regreso a San José, pero seguían sin asegurarnos que el vuelo saliera, por lo que decidimos irnos a la mañana siguiente, ya que no podíamos arriesgar a quedarnos en tierra.
Por la noche nos fuimos a cenar al restaurante Buenavista, donde cenamos la mar de bien, regresando al hotel a dormir que al día siguiente teníamos que madrugar para volver a San José.

Día 11: Puerto Viejo-Bocas del Toro

Amanece un nuevo día en el paraíso, y hoy más temprano aún si cabe porque tenemos que coger el bus que nos llevará hasta la frontera con Panamá.
Nos levantamos a las 05.00 de la mañana y cogimos nuestras cosas, dirigiéndonos a la parada del bus que estaba en la plaza del centro del pueblo, ya que este sale de allí sobre las 06.00 de la mañana.

Mientras esperamos el bus, abrieron un supermercado frente a la parada, compramos algo para desayunar, unos batidos y unos bizcochos, menos mal, porque el trayecto es de unas 4 horas.
Llega el bus, mas o menos puntual y comenzamos el viaje.
El bus para en cualquier sitio donde alguien le haga una señal, sin necesidad de paradas y funcionan como antaño en España, les dan paquetes al conductor para que los entregue en otros sitios del recorrido.

Una vez llegados a Sixaola nos dirigimos al puesto fronterizo de Costa Rica para que nos pongan el correspondiente sello de salida del país, atravesando acto seguido el puente sobre un rio que hace frontera con Panamá, pero al loro porque el puente esta hecho polvo y es utilizado tanto por peatones como por vehículos de ruedas (camiones, coches, autobuses) como por los trenes, y encima el piso es a veces de tablas de madera.

Una vez pasado el puente hay que pasar a una caseta de Policía donde te ponen el sello de entrada en Panamá, estando esperando en la puerta los taxistas piratas que te llevan al embarcadero de Changuinola para tomar la lancha que nos llevará hasta Bocas del Toro.
A nosotros nos llevo un tío en un pick-up e íbamos siete pesonas más el conductor y las maletas, todo por 15$.
Llegamos al embarcadero justo a tiempo de que saliera la lancha que salió sobre las 12.00 hora panameña, tomando rumbo a Bocas por canales fluviales hasta la isla de Colón, donde esta la ciudad de Bocas.

Nos alojamos en la isla de Colon, que es la que tiene más bares, restaurantes, hoteles, en fin, más movimiento, porque si te alojas en Bastimentos o en Carenero, no hay casi nada y para ir, por ejemplo a tomar una copa a un bar, tienes que coger un taxi-bote y cruzar hasta la ciudad de Bocas.

Nos alojamos en el Bocas Inn de Ancon Expedition of Panama por 62$ mas impuestos con desayuno, algo caro, pero el hotel lo merecía, es una pasada.

Nos fuimos a comer al restaurante The Pirate, y después nos tomamos una piñas coladas, moviendose entonces una tormenta de viento y agua que duró una hora más o menos.
Nos fuimos al aeropuerto para informarnos de los vuelos con destino San José de Costa Rica, dandonos la desagradable noticia de que aunque son diarios, no son seguros, es decir, si hay pocos pasajeros se anula el vuelo.
Aunque teníamos pensado quedarnos en Bocas del Toro tres noches, teníamos que tomar una decisión, no podíamos arriesgarnos a que a última hora nos suspendieran el vuelo, así que lo meditamos y lo dejamos para el día siguiente.
Por la noche nos fuimos a cenar langosta para celebrar cumpleaños y santos y después a tomar unos cubalibres en "El Barco Hundido", una disco que esta sobre los restos de un barco, en el que se pueden ver a los peces de colores como nadan entre su esqueleto, muy curioso, y a la cama.

Día 10: Puerto Viejo


Amanece un nuevo día en el paraíso y hoy decidimos, después de desayunar, alquilar unas bicicletas para ir desde Puerto Viejo hasta el Refugio de Vida Silvestre Gandoca-Manzanillo.
Se las alquilamos a un señor que tiene un puesto de alquiler de bicis en la misma carretera de Manzanillo, así que cogimos nuestras toallas y nuestras botellas de agua y a pedalear.
La carretera no esta tan mala como las del resto del país, pero hay ciertos tramos en los que hay unos agujeros considerables por lo que es un poco incomodo, pero divertido.

Según íbamos pedaleando, cuando nos apretaba el calor, nos desviábamos a una playa y nos zambullíamos en ella. Cuando se nos pasaba el sofoco, otra vez en marcha y así sucesivamente hasta llegar a la entrada del parque.

Nos recorrimos Punta Uva, Playa Cocles, Playa Chiquita, etc, a cual más bonitas hasta que llegamos al pueblo de manzanillo, y allí divisamos un restaurante, el Maxi´s, donde nos tomamos unas imperiales muy, pero que muy fresquitas.
Una vez refrescados continuamos hacia la entrada del parque, pero como la noche anterior había llovido bastante, no pudimos entrar con las bicis por la cantidad de barro y de fango que había en el camino, por lo que decidimos bañarnos en una playa que hay en la entrada, que tampoco estaba nada mal, todo hay que decirlo.

Una vez que terminamos del baño, nos fuimos a comer al Max´s, que por cierto es un forofo culé donde los haya, y comimos el famoso Pargo Rojo, muy típico por ésta zona del caribe, acompañado por patacones(plátano frito), arroz con frijoles (el arroz hervido con agua de coco), ensalada, maíz, buenísimo, y por supuesto unas imperiales bien frías (o dos).

Después de tan suculento almuerzo nos dirigimos ya sin ganas de nuevo hasta Puerto Viejo para pegarnos una ducha y salir a dar una vuelta por la noche, que era nuestra última allí y de enterarnos del horario de los autobuses que van hasta Sixaola, para cruzar la frontera con Panamá.

domingo, 16 de diciembre de 2007

Día 9: Tortuguero-Puerto Viejo


Amanece un nuevo día en el paraíso, y Jose y yo decidimos madrugar para ir a dar un paseo por la playa, para observarla al amanecer que es cuando hay más posibilidades de ver tortugas recién nacidas, abandonando su nido camino del agua.

Nos dimos un buen paseo y bebimos agua de coco de los que nosotros mismos arrancábamos de los cocoteros, y vimos en la arena montones de rastros de tortugas que habían anidado la noche de antes, incluso se puede observar como incluso alguna, una vez llegada a la arena se da media vuelta y se dirige de nuevo al mar.

Después del paseo nos pusimos a desayunar y a preparar el equipaje que iban a recogernos sobre las 10.00 de la mañana en una especie de barco-bus, que nos llevaría hasta Limón.














El trayecto es de unas 4 horas aproximadamente, pero se hace muy ameno porque vas navegando por canales y rios paralelo a la costa del mar caribe rodeados de selva, en fin, una pasada, y encima hace una parada en un hotel con chiringuito donde poder tomarte una imperial bien fresquita, de alucine.

Llegamos hasta poco antes de Puerto Limón, que es donde terminan los canales navegables y como nosotros habíamos contratado el viaje hasta Puerto Viejo, nos estaba esperando una buseta(furgoneta de hasta 9 plazas) que nos trasladó hasta Puerto Viejo.

Una vez allí nos alojamos en Cabinas Tropical, un sitio de los mas bonito y limpio que por unos 30$ la noche sin desayuno.
Nos instalamos en las habitaciones y nos dimos una vuelta por el pueblo. Los habitantes de Puerto Viejo son de origen jamaicano, o sea, negros con rastas, marihuana, en fin, rollo Bob Marley, un ambiente muy sano, cada uno a lo suyo.

Aquello se ha transformado últimamente debido al turismo, por lo que esta todo lleno de tiendas y de puestos de artesanía callejeros donde poder comprar pulseras, collares y todo tipo de ornamentos hechos con materiales naturales, como semillas, madera, etc.

Por la noche hay bastantes sitios para cenar y tomar un cuba libre, como el famoso STANFORD, famoso por salir en la novela de "Pura Vida", que uno no se debe de perder antes de visitar estos lugares.

Después de una buena cena y unos cubalibres de rigor nos vamos a la cama que al día siguiente toca excursión.

Día 8: Tortuguero

Amanece un nuevo día en el paraíso, y bastante temprano, por cierto, sobre las seis de la mañana, pero es que hoy nos vamos de excursión por el Parque Nacional de Tortuguero con Daryl en su barco, menos mal que para tomar algo al levantarnos, compramos unos trozos de pastel de chocolate en la confitería que hay junto a las cabinas, que por cierto es el mejor que he comido nunca, eso era chocolate, chocolate.

Fuimos nosotros cinco y una pareja de Barcelona que estaba alojada en otras cabinas del pueblo.
Una vez sacadas las correspondientes entradas al Parque, empezamos el recorrido por los canales del río Tortuguero, haciendo uso Daryl de su motor auxiliar eléctrico, con lo que el ruido se reduce considerablemente, haciendo que los animales no estén tan incómodos por nuestra presencia.
Vimos de todo, empezando por Garzas reales, pasando por monos araña, aulladores, nutrias, caimanes, lapas verdes, etc, etc, todo un espectáculo.

Después de la gratificante experiencia de la excursión, Daryl nos dejó en el embarcadero de su casa para que tomáramos el desayuno que nos habían preparado.
Una vez que lo hicimos, nos dimos un paseo por el pueblo y por la playa donde la noche anterior habían desovado las tortugas, viendo los rastros que éstas dejan en la arena cuando regresan al mar.

La playa es muy, pero que muy grande y esta repleta de nidos de tortugas y de restos de huevos eclosionados, por lo que hay bastantes moscas. Apetece darse un baño, pero es desaconsejable porque esta infestada de tiburones que se alimentan de las tortugas, y la verdad, solo de pensarlo se te pasan las ganas de meterte en el agua.

Después del paseo por la playa, nos vamos a comer los famosos camarones de Miss Miryam, que está junto al campo de fútbol del pueblo.

Nos atendió un camarero de lo mas simpático, Roberto, y pedimos los camarones, que vienen acompañados por arroz con coco, arroz con verduras, patacones, ensalada y unas Imperiales bien fresquitas para el calor sofocante.
Los camarones son algo así como los cangrejos de río, preparados al estilo criollo, muy ricos de verdad.

Después de la comilona nos dimos otro paseo por el pueblo, para rebajar la comida y estuvimos comprando algunos recuerdos del Parque.
Nos fuimos a cenar, y para variar al Buda Café, y nos es por ser repetitivos, pero es que es una pasada el sitio, y encima estábamos solos. Después de la cena nos fuimos a tomar unos cubatas a "la Culebra", que es algo así como la discoteca del pueblo, y resulta que esa noche era la elección de la reina de las fiestas.

Después de unas risas, bastantes, y de unos cubatas nos fuimos a la cama, todavía riéndonos, jaja, de las parejas de baile de alguien.......

miércoles, 5 de septiembre de 2007

Día 7: Manuel Antonio-Tortuguero

Amanece un nuevo día en el paraíso y, por cierto bastante temprano, ya que tenemos que atravesar todo el país para llegar a Tortuguero, y las carreteras no son como las de aquí.
También tenemos que entregar el coche de alquiler en Guapiles, en una gasolinera y estar a tiempo de coger el bus que nos lleve hasta el barco, que a su vez nos trasladará a Tortuguero por sus canales rodeados de selva.
Paramos sobre las ocho de la mañana a desayunar en un bar de carretera, de esos tipicos que son regentados por una familia y allí desayunamos, algunos el "gallopinto" famoso, no esta mal, por poco dinero. Compramos algo de fruta para el camino en el puesto contiguo y continuamos la marcha.
Al cabo de unas tres horas llegamos a San José, y para cruzarla en dirección a Guapiles, uff, no veas el caos de tráfico, conforme le preguntabas a alguien te indicaba un camino, y el próximo preguntado te indicaba otro distinto, en fin, que con un poco de esfuerzo conseguimos salir de allí.
Por el camino atravesamos el Parque Nacional de Braulio Carrillo, una pasada, lleno de cascadas, y de una niebla espesa que cubría las montañas cubiertas de selva tropical, lo malo es que al ser la carretera que comunica el norte con la capital, esta llena de vehículos.
Llegamos a Guapiles y dejamos a las mujeres y las maletas en la estación de bus y nosotros nos fuimos a la gasolinera a entregar el coche.
Sobre media mañana parte el autobús desde Guapiles hacia Cariari, que tarda casi dos horas.
Una vez llegados a la estación de bus de Cariari, sacamos los billetes de bus hasta la Pavona y de lancha hasta Tortuguero.
Nosotros teníamos reservado en el pueblo de Tortuguero, en las cabinas Casa Marbella, en una habitación compartida para cinco con desayuno y realmente no nos hubiera hecho falta el sacar los tickets del barco ya que nos fueron a buscar a la Pavona.Despues de casi dos horas de trayecto atravesando selva y canales con la lancha, llegamos a Tortuguero y la verdad, es una pasada de bonito.
Es un pueblo pequeño, que vive de la pesca, pero sobre todo del turismo, y donde no existe ni un solo coche, es más, no hay ningún camino asfaltado, todo son caminos de tierra con arena de playa.
Nos fuimos a comer a la taberna de Buda, comida italiana a buen precio y muy buena a la orilla del canal del Tortuguero. Por cierto, allí hay que ir sin prisas.
Después de comer nos dimos un paseo por el pueblo y contratamos la excursión nocturna para ver el desove de las tortugas con Daryl, el dueño de las Marbella, aunque al final nos fuimos con un amigo suyo porque él tenia un grupo ya contratado, y las vimos, vaya si las vimos, en todas las fases del desove y es impresionante la verdad.
Por la noche nos fuimos al Buda a tomarnos unos cubatas y unas piñas coladas y a relajarnos de la experiencia.

lunes, 13 de agosto de 2007

Día 6: Manuel Antonio

Despierta un nuevo día en el paraíso y hoy nos levantamos temprano para ir al Parque Nacional de Manuel Antonio, el Parque más conocido y concurrido de todo el país, porque en él puedes disfrutar de la naturaleza salvaje al mismo tiempo que se pasa un día de playa, en unas de las mejores del país.
Cuando se aparca el coche, en los mismos aparcamientos te están esperando los guias para ofrecerse a enseñarte el parque por un módico precio por persona, y te dirán que sin su ayuda experta es muy difícil ver animales, todo lo contrario, en un parque en el que rebosa la vida lo que es imposible es no verlos, por lo que nosotros prescindimos de sus servicios y lo vimos solos.
Las rutas están muy bien señalizadas, por lo que es muy difícil perderse, lo único que hay que tener en cuenta es que tienes que llevar todo lo necesario para pasar el día (comida, bebida, etc.).
En éste parque puedes ver desde arañas, hasta monos aulladores, pasando por los monos capuchinos, armadillos, iguanas, cangrejos, serpientes, lagartos, etc, etc, etc.
Una vez que se han recorrido las rutas por el interior del parque, sobre mediodía ya toca comer y darse un chapuzón en una de las preciosas playas del mismo.
Hay que tener cuidado con donde se dejan las mochilas en la playa, porque los pizotes y sobre todo los capuchinos te la pueden robar para buscar la comida y te puedes quedar sin nada de lo que lleves en su interior. Es preferible que se quede siempre alguien con la mochilas en la orilla.
La verdad es que se entiende el por qué de tanta fama, estas bañándote en una playa de ensueño, en medio de iguanas que pasean alrededor tuyo y con un perezoso en la copa del árbol donde tienes la toalla, una pasada.
Dando una vuelta por el Parque, nos pusimos a hablar con uno de los guias, un chico joven y nos ofreció una excursión por la tarde para ver los manglares en la desembocadura de un río cercano a Quepos, y debido a que era temporada verde, y que no había casi nadie, nos hizo un buen precio y como eramos cinco, íbamos a ir solos.
Sobre las 16.00 horas quedamos en el aparcamiento del parque y nos fuimos en dirección a la salida de Quepos, llevándonos hasta un embarcadero donde nos montamos en una pequeña embarcación y nos dirigimos hacia los manglares de la desembocadura del río Paquita.
Llegamos a una zona en la que los monos capuchinos están acostumbrados a que los turistas paren y les den algo de comida, por lo que enseguida que llegamos, apareció un grupo de unos siete y ocho. Les dimos unos pocos plátanos que habíamos comprado por el camino, y se subieron a la barca y se mezclaron con nosotros, se nos subieron a la cabeza, por los hombros, la verdad, toda una experiencia.
Estuvimos dando un paseo por entre los manglares, viendo todo tipo de fauna que habita los mismos, como garzas, cocodrilos, serpientes de agua, hormigueros, murciélagos, etc., y con una explicación muy buena por parte del guia que contratamos.
Después del día tan intenso, una buena cena en el atardecer y a la cama, que al día siguiente salimos a las 05.00 de la mañana en dirección a Guapiles a dejar el coche de alquiler e irnos hacia Tortuguero, teniendo que atravesar casi todo el país por esas carreteras en la que no sabes que te vas a encontrar, con la premura de llegar antes de las 13.00 horas al embarcadero para coger la lancha hacia Tortuguero.

jueves, 26 de julio de 2007

Día 5: Monteverde-Manuel Antonio

Amanece otro día en el paraíso, y hoy nos despedimos del Monteverde con un alucinante desayuno que nos han preparado Marcelo y José a base de cafés, zumos, frutas naturales, granola (mezcla de cereales azucarados, hecha por ellos mismos), huevos revueltos, etc.
Después de hacernos las fotos de rigor con los hermanos del hotel, nos dirigimos en el coche hacia el centro de Santa Elena, para coger la carretera en dirección al Pacifico, pero no pudimos resistir la tentación de parar en un supermercado y comprar algún paquete de café de Monteverde, que tan delicioso estaba.
Empezamos a "sufrir" de nuevo la tortura de las carreteras de montaña durante otro par de horas, hasta que por fin pudimos divisar el Océano Pacifico, y allí la cosa cambia. Las carreteras ya son de asfalto, y en algún tramo son autovías.
Como buenos turistas, hicimos un alto al pasar por el puente del Rio Tárcoles, infestado de cocodrilos, a ver que tal se encuentran, eso sí a unos diez metros de altura sobre el puente, por si acaso.
Al cabo de un rato reanudamos el viaje hacia Manuel Antonio, llegando a la ciudad de Quepos, que es la última antes de la entrada del Parque, donde por cierto, se acaba la carretera y hay que dar la vuelta.
Hay dos opciones para alojarse, una es en Quepos, que es mas barato, y la otra es hacerlo en la carretera del Parque, que fue lo que hicimos, que aunque son más caros, en la época en la que fuimos, tampoco nos supuso mucho más dinero y son más bonitos.
Llegamos poco antes de mediodía, por lo que una vez dejado el equipaje en el hotel, nos fuimos en dirección al Parque, y nos dimos nuestro primer baño en el Pacifico en una playa preciosa, un poco sucia, pero muy muy bonita.
Una vez saciada el hambre de baño, hay que saciar la otra, y para llenar el estomago, existen varios sitios en la playa, pero nosotros fuimos a uno muy bonito, que se llama "EL ATARDECER".
Esta situado en una primera planta con vistas a la playa. La comida es muy buena, sobre todo el pescado, no dejéis de probar la hamburguesa de pescado (con guarnición de patatas y ensalada) y el casado de pescado, está buenísimo. El casado es como un plato combinado en el que ponen unos filetes de pescado (pargo rojo), patacones (banana frita), ensalada, frijoles negros y arroz blanco cocido con agua de coco, por poco dinero, unos 4$ por persona aproximadamente, y por supuesto unas Imperiales bien frías.
Por supuesto una vez satisfecho el estomago, ¡¡¡OTRA VEZ AL AGUA!!!.
Por la noche salimos a dar una vuelta por Quepos, y la verdad es que no nos gustó mucho, por lo que nos fuimos a tomar algo en dirección al Parque, donde hay innumerables sitios donde poder cenar y tomar una copa. Un sitio curioso es una cafetería en la que hay un antiguo avión militar de carga en el que te puedes tomar una copa en si interior, curioso y original.

miércoles, 25 de julio de 2007

Día 4: Arenal-Monteverde

Amanece otro día en el paraíso, pero esta vez lloviendo. Hoy nos vamos en dirección a Monteverde, y nos han dicho que las carreteras son malas, por lo que una vez llenado el deposito del coche, empezamos la ruta.


Vamos sin prisa, bordeando el lago Arenal, en dirección a Santa Elena, que es nuestro destino, parando donde nos apetece a contemplar el esplendido paisaje que rodea el lago con el volcán de fondo.Tras unas cinco horas más o menos y después de más de dos por carreteras de montaña llenas de piedras y agujeros, donde se explica el por qué de los todo terreno, atravesando extensas plantaciones de café, no hay que olvidar que en Monteverde se cultiva uno de los mejores cafés del país, llegamos a nuestro destino, procediendo entonces a buscarnos el alojamiento.
Allí nos quedaremos una noche, no da para mucho, pero si nos dio para hacer el canopi, los puentes sobre la selva y una excursión nocturna con guia para observar la selva y su fauna nocturna.
Nos alojamos en el Rustic Mountain Lodge, un hotel muy bonito y muy limpio, que cuesta unos 25$ por persona con un esplendido desayuno, y es regentado dos hermanos muy simpáticos, Marcelo y Jose, con los que nos reímos bastante, y cocinan de muerte, sobre todo las pizzas, las hacen para chuparse los dedos.
Una vez que dejamos el equipaje en las habitaciones, Marcelo nos contrato tanto e canopi como todo lo demás, pasando a recogernos en un microbus, para llevarnos donde se empiezan las excursiones.
Primero hicimos la excursión de los puentes sobre la selva con un guia que nos fue explicando las características de flora y fauna de esa parte de la selva.
Acto seguido hicimos el canopi, que son una serie de tirolinas, (impresionantes algunas), que discurren de árbol en árbol, por las copas, algunas hasta de 100m de largo, por lo que se puede observar la selva desde arriba, alucinante.
A todo esto son las cuatro de la tarde, y corriendo nos fuimos al hotel a prepararnos y a encargar la cena porque nos íbamos a la excursión nocturna por la selva, donde pudimos observar todo tipo de insectos (tarántulas, insectos hoja, insectos palo, etc.), mapaches, pizotes, ranas...
Sobre las 20.00 horas nos volvimos al hotel a pegarnos una reconfortante ducha y dispuestos a tomarnos unas imperiales bien frías, y a comernos unas estupendas pizzas que nos han preparado Jose y Marcelo, que nos lo hemos merecido.

domingo, 22 de julio de 2007

Día 3: Volcan Arenal

Amanece un nuevo día en el paraíso, y después de desayunar unos cafés con leche, un poco de fruta, y algo más..., planeamos la ruta de ese día y decidimos ir primero a la Catarata de la Fortuna.
La Catarata de La Fortuna es impresionante, tiene una caída de unos sesenta metros, que cae a una poza en medio de la selva, en la que puede uno tomar un baño después de la bajada por el sendero, que aunque es duro (la subida), merece muchísimo la pena.
Allí nos hicimos decenas de fotos y nos pegamos un baño buenísimo, y por cierto hay que ir cuanto más temprano mejor, porque no hay nadie y a media mañana, ya hay demasiada gente, por lo que a media mañana nos fuimos de allí en dirección al Parque Nacional del Volcán Arenal a hacer una ruta.
Pagamos una pequeña entrada al Parque Nacional, donde te dan unos planos de rutas para hacer y del entorno en general.
Este volcán es considerado como uno de los más impresionantes y el más activo del país. Este volcán de cono casi perfecto estaba todo cubierto de vegetación antes de 1968. Poco antes de su gran erupción en ese año, algunos pobladores del área notaron que las vacas no podían beber el agua del río Tabacón debido al calentamiento de sus aguas. También observaron una columna de humo saliendo desde su cima. Después de esto el volcán hizo una tremenda erupción de lava cubriendo 7 kilómetros cuadrados y tirando bloques de lava y rocas volcánicas en un área de 230 kilómetros cuadrados.
El 29 de julio de 1968 sucedió: Con una gran explosión el volcán Arenal dejó saber de su existencia. Desde entonces pertenece a los volcanes más activos del planeta, pues casi a diario se suceden erupciones, acompañadas de fuertes sonidos del interior del cráter.
La visita al volcán Arenal es casi una obligación para todo turista. Con 80 kilómetros cuadrados, el lago Arenal gana popularidad día con día por ser catalogado entre las mejores opciones para la práctica del Windsurf del mundo.
Antes de 1.968, este volcán se consideró extinto e incluso se opinó que no era un volcán. Se conoció como el Cerro Arenal
El 29 de julio de 1.968 inició su período activo, abriendo tres cráteres hacia el flanco oeste. El cráter A, a los 1.000 metros, provocó la explosión, emanando un flujo piroclástico (nube ardiente), que devastó 12 kilómetros cuadrados, desapareciendo los poblados del Pueblo Nuevo y Tabacón y provocando la muerte de aproximadamente 87 personas.
En el mes de septiembre del mismo año empezó a emitir coladas de lava desde el cráter A, que se mantuvo activo hasta el año 1.973, cuando migra la actividad hacia el cráter C, a una altura de 1.450 metros. Este cráter se mantiene activo hasta el presente; se caracteriza por coladas de lava en forma permanente, de composición basáltica andesita; explosiones de materiales piroclásticos y la emisión constante de gases.
Nosotros hicimos una ruta que nos llevó a la zona con la lava más reciente, de 1992, y que poco a poco la selva va recuperando. Comimos en la misma ruta unos bocatas que nos llevamos, y justo después de comer nos cayó un pequeño chaparrón, menos mal que íbamos preparados con el pocho en las mochilas. En Costa Rica dos de las cosas imprescindible son un sombrero para el sol y un poncho para la lluvia, porque no sabes cual te hará falta.
Después de comer, nos fuimos a hacer una ruta en el 4x4 por las pistas que atraviesan la selva bordeando el Lago Arenal al atardecer, para observar a la fauna, pudiendo ver tucanes, guacamayos, pizotes, etc, etc, etc. una pasada.
Nos dirigimos al hotel para ponernos el bañador y de camino, ya de noche, paramos a ver caer la lava del volcán, porque por suerte estaba despejado y hay que aprovecharlo, para hacer fotos y alucinar con la vista y el sonido, parecen fuegos artificiales.
Una vez que nos pusimos el bañador, entonces nos fuimos a darnos un baño al Balneario del Tabacón, que tomas sus aguas termales del río del mismo nombre, calentado por el mismo volcán arenal, todo ello enmedio de una impresionante vegetación tropical, aunque la entrada sea un poco cara, 35$ por persona de noche, merece la pena.
Durante el día es más cara y aparte hace más calor y el agua esta muy caliente, por lo que es mejor ir de noche.
Y después del relajante baño, siempre te puedes tomar una imperial bien fresquita en el bar de la piscina, casi na!.
Después de todo lo anterior, al hotel y a dormir que mañana es otro día y hay que salir hacia Monteverde, y dicen que la carretera es muy mala.